1 de abril de 2009

El tonto dicho ese

que reza algo asi como "nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio" y que fuera alguna vez triturado por Dolina en la radio, creo que se debe a un error, una malinterpretación, uno de esos teléfonos descompuestos en los que suele caer la gente repitiendo mal lo que oyó en el colectivo. En realidad debería ser "nunca es triste la MUERTE lo que no tiene es remedio". Morirse no es triste. Para el que se muere no, porque ya no se entera de nada. Para los que quedan tampoco, suelen ser otros sentimientos los que dominan por encima de la tristeza, algunos de los cuales serían bronca, nostalgia (sutilmente diferente, pero no es lo mismo que tristeza) y culpa. Entonces Podeti (es raro sentir relativa afinidad y confianza, unilateral, está claro, con alguien, como en este caso, y no poder decirle por el nombre de pila) se despacha con su Un Año, y eso se encadena con la muerte de Alfonsín, y esa muerte, no se por qué, me recordó la de Fontanarrosa. Y la del negro se enlaza con la de mi abuelo, y con el padre de Rosario, y asi la cosa. Uno ya a cierta altura del partido también piensa, a veces, en la muerte de los propios padres. O, como la otra noche, con una opresión en la espalda y una falta de aire y no poder respirar y cierta desesperación, ¿será un infarto? ¿un ataque de pánico?, se plantea la pregunta, ¿y si me muero acá? ¿cómo será morirse? Todo mal. Tantas cosas que todavía no hice. Y aunque no haga nada: tantas cosas que todavía no vi como hicieron los demás. O ni siquiera. Quiero quedarme tirado panza arriba, nomás respirando. No me quiero morir nunca. ¿Esto se llama depresión? No debe ser, salvo que -no sería raro- yo haya vivido deprimido toda mi vida. Lo que iba a escribir sobre Alfonsín que, aclaremos, osciló en mi consciencia entre la indiferencia y el rechazo innato que le tengo a todos los radicales, convengamos que venir de una familia de abuelo y padre peronista y madre zurda quizás me haya formado cierto prejuicio sobre el radicalismo que me llevó cuarenta años erradicar, por lo tanto calculo que para el 2012 podré decir "radical" sin que se me frunza un poco la jeta; sobre Alfonsín, decía, y Caparrós y el honestismo, que justo se empalmó el tema porque parece que una de las cosas que más le elogian es que era honesto, lo cual está bien, pienso, pero no es suficiente; en fin, al grano, el post se me dispersó. Parece que lo estoy criticando, pero no. Justamente porque me era indiferente es que aborrezco también esa muerte. Lo de Vivian Forrester y todo lo demás, quedará para la próxima. Al fin y al cabo, ¿qué importan la política, y la economía, y la explotación, y la mentira, si al final nos vamos a morir igual?

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